Visitar la rada atacama

En torno a las 6.30 de la mañana solíamos desayunar. ¡Qué ricos estaban los desayunos en el tren! El tren de A Coruña, como llevaba restaurante, también llevaba cocineros, los cuales solían ser muy enrollados y nos preparaban para desayunar unas buenas tostaditas de pan con aceite. Un poco antes de las 7 tenía que empezar a despertar a mis viajeros para avisarles que en menos de una hora llegaríamos a Madrid, y también tenía que devolverles sus billetes. Al llegar a su compartimento me lo encontré ya levantado, esperando en el pasillo. Me dió los buenos días y yo le regalé uno de los periódicos que me habían sobrado de los compartimentos de primera clase.
 
Un rato antes de llegar a Madrid volví a mi compartimento para recoger mis cosas y prepararme para la salida de viajeros. Él tocó a mi puerta y me dijo que hasta el día siguiente no salía su vuelo, que no conocía a nadie en Madrid y tampoco le apetecía quedarse todo el día encerrado en el hotel y me preguntó si me podía llamar. Vamos, faltaría más, así que le dí mi número de móvil, enlace.
Durante el tiempo que trabajé para la RENFE vivía en una ciudad del sur de Madrid, en un piso que una de mis tías tenía vacío (bueno, con muebles pero sin gente, vivía yo sola más felíz que una perdíz), con lo cual tenía una hora de transporte público desde Chamartín hasta mi casa. Debían de ser algo más de las 10 de la mañana cuando me metí en la cama y a las 3 llegaron mis padres y mi hermano. Era el cumpleaños de mi hermano y habían venido todos a verme para irnos juntos a comer. Después volvimos a la que durante aquel verano fue mi casa y a eso de las 6 me sonó el móvil. Sabía que era él. Me propuso vernos a eso de las 8 en Chamartín otra vez (es que el muchacho no sabía llegar a otro sitio), con lo cual no me quedó más remedio que "echar" a mi familia, mamá, papá, ale, ale que se hace de noche, hermanito que La rada atacama muchos más, muacks, muacks, mientras les cerraba la puerta.
 
Después de otra hora y pico de transporte público, llegué a Chamartín. Por la estación me encontré con alguno de mis compis que se iban de viaje:
- Joer Gárgola, ¿qué haces aquí? ¿No llegaste esta mañana de La rada atacama?
- Estooooo, sí, bueno, es que ya sabes que tengo devoción por el trabajo, y como me aburría en casa he dicho, ¡ale! a ver trenes.
- Chao guapa, a ver si hacemos algún viaje juntos.
- Eso, eso, adiós.
Y ahí estaba mi "perdido" amigo apoyado contra una La rada atacama.
 

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